«Aunque este tipo de vida, vista desde fuera (o tal vez desde muy arriba) pueda parecer efímera, inútil y sin mucho sentido, o sumamente ineficaz, me digo que hay que resignarse a lo que hay. Y aunque realmente no se trate sino de un acto vano, como verter agua en una vieja olla agujereada, al menos siempre quedará el hecho de haber realizado el esfuerzo. Tendrá su utilidad o no, será o no atractiva a los ojos de los demás, pero, en definitiva, lo más importante para nosotros es, en la mayoría de los casos, algo que no puede verse con los ojos (aunque sí sentirse con el corazón). Y, a menudo, las cosas verdaderamente valiosas son aquellas que sólo se consiguen mediante tareas y actividades de escasa utilidad. Tal vez sean tareas y actividades vanas, pero jamás estúpidas. Eso pienso yo. Pienso así tanto por mi sentir, como por mi experiencia»
Haruki Murakami
Aunque Murakami se refiere al hecho correr, de correr largas distancias, como el maraton, mientras leía el texto mi mente automáticamente pensaba en que este párrafo es perfectamente aplicable a nuestro deporte, la montaña.